AMOR, PLATÓN Y MI ABUELITA FELÍCITA
Partamos de la siguiente proposición:
Sobre el amor, hay un discurso,
o tantos como personas lo digan … felizmente hay una práctica.
Recuerdo que mi Abuelita Felícita tuvo ocho hijos y a todos ellos
les dio alimentación, educación y toda la atención que le puede dar una madre a
sus hijos. Ella fue una mujer que nació y vivió en la serranía de Piura, en un
tiempo y espacio donde no había
alumbrado público, ni servicio de agua, desagüe, etc. Estamos hablando de los
años 1940 – 1950 aproximadamente. Había entonces que ir todos los días al río
para proveerse de agua para todas las necesidades. La luz que alumbraba sus
mañanas y noches eran las velas y la
comida que se colocaba sobre la mesa se hacía con leña en ollitas de barro.
Cuando ella estuvo en la capital, Lima, y yo tenía cerca de quince años y me
encontraba cursando el quinto de secundaria, le pregunté qué fuerza,
motivación, razón, tenía para haber luchado tanto en su vida y sacar adelante a
sus hijos, mis tíos queridos. De seguro buscaba yo una respuesta desde lo
conceptual, un discurso y sin embargo su respuesta me puso en jaque: decía ella
que cómo una madre no va a dejar de hacer todo lo posible por sus hijos. Y me
completaba la frase con ejemplos de mamás del campo: la gallina que cuida a sus
hijos, la vaca a sus becerreros, y así. Fueron tantas las historias de mi
abuelita que escuché en su casa en aquel año, historias muchas que a veces
descansaba y tomaba la guitarra para alegrarse y alegrarme a mí también. Me di cuenta enseguida que ya no era
importante buscar colocar un nombre a aquella motivación, lo importante era lo
que uno hace, no el discurso, sino los hechos, hechos de aquellos que se pueden
contar, como por ejemplo, buscar al pie del camino un sombra de árbol al amparo de la cual se puede traer al mundo a
un hijo. Por cierto, todos los hijos de mi abuela nacieron con ayuda de
comadronas y alguno, al pie del camino.
Hoy, con muchos recuerdos de ella y con algunos años yo, caigo
en la cuenta de que “un sentimiento sin obras, ... es un sentimiento muerto”. Póngale Ud. a este "sentimiento" la denominación que mejor le parezca, (pasión, cariño, afecto, querer, etc.) lo cierto es que guarda una gran similitud con un
texto sagrado que señala algo así como: “una fe sin obras, es una fe muerta”.
Volviendo a la historia inicial, mi
abuela Felícita no respondió en ese momento con una palabra, es más, nunca la escuché decir la palabra AMOR y
sin embargo toda su vida fue el más puro ejemplo de sacrificio, entrega,
desvelos, preocupaciones e innumerables amanecidas al cuidado de sus hijos
cuando estos se enfermaban y lo único que había eran hierbas del campo. No se
trata de palabras, se trataba de hechos, de aquellos que dejan huella y
quedan en la memoria como la mía: siempre que la
visitaba, sacaba hasta el último granito de arroz de su ollita y lo servía para
mí.
Locura
de los griegos. Invención de ellos.
Lección
de la abuela: "No palabras, Si Hechos"
Mi Abuelita Felícita no sabía de tal vocablo, nunca la escuché decir “TE
AMO” ni a sus hijos ni mucho menos a mí. Sin embargo, fue tanta la entrega que
hizo por todos nosotros en tantos años, que a inicios de este año inicié el proyecto de reunir a su
descendencia en una fiesta en honor a su memoria. Y así se hizo el día 22 de
marzo. Todos la recordamos por sus hechos y no la juzgamos porque nunca la
oímos decir: “Te Amo”. Sabemos lo que HIZO por nosotros y dio tanto de sí que creo que se convirtió en la precursora de aquella maravillosa canción de Fito Páez "Dar es Dar" (1).
Hago ahora un esfuerzo por recordar en mi vida propia, en mi
propia familia si escuché o escuchamos alguna vez decir a mi madre o a mi padre
la palabra AMOR en algo así como “Te Amo, hijo mío”. Nunca. Y una vez más, hoy
por hoy, nuestra madre es valorada por nosotros por todos tantos actos heroicos:
nunca se dejó caer al quedar embarazada a las 16 años y tener tres hijos a la
edad de 21 años. Desde luego mi padre no pudo escuchar la palabra AMOR al no
conocer a su papá y tener siempre enferma a su madre mientras él lidiaba con el
hambre de sus hermanos menores y con la falta de lluvia de enero en los
altos de Lanchipampa, en Lagunas, Piura. Sin embargo, ¿no les parece curioso que a la fecha, todos los fines de semana nos reunimos los hermanos, compañera, sobrino y padres para DISFRUTAR del buen afecto enriquecedor de esa construcción maravillosa que es la FAMILIA?
¿Qué puede contrastar estas historias? ¿qué puede aminorar esta ausencia de la palabra amor? Los HECHOS, LOS ACTOS. Todos los hijos de la
abuela Felícita son personas de bien al igual que los hijos de sus hijos, es decir un nieto como yo. Aquel
día de la fiesta mi alegría era inmensa; ¿el motivo?: un sentimiento maravilloso, un sentimiento que no requiere "definición" alguna y que solo sé que existe.
El amor y los
tiempos actuales
Hoy, por estos días, por estos tiempos, por este 2014 en especial, "vemos" la palabra AMOR por todos lados que casi casi cantamos junto con John
Paul Young “Love is in the air” (2)
Y
es cierto, "el amor" o mejor dicho "la palabra amor", está en el aire: está en la letra de la música, en las películas de vampiros, en el
internet, en las novelas breves, en los libros de autoayuda, en programas guerreros de televisión, en las revistas, en los
facebooks, etc, etc., etc. El resultado, un paradigma (modelo), modelo que al parecer se lo estimula por todos lados. Se lo estimula en las formas, pero
no el fondo. He de reconocer sin embargo, que un canta-autor tomó la precaución debida y escribió: "...te amo, aunque no es tan fácil de decir, y defino lo que siento con esta palabra..."
¿Paradigma en la forma? De los muchos, uno como ejemplo. Lo sospechamos cuando vemos parejas en que uno se siente insatisfecho cuando
los actos o hechos de su compañero o "cariño" o “amor” (palabras estas de uso indistinto en una relación) nunca alcanzan aquel nivel de situación o
mundo mágico que se recrea en algún punto de la mente. Así las cosas ¿cómo se puede "competir" contra aquél "estándar" imaginario que tiende a minimizar todo esfuerzo del amante que acaba agotado, desconcertado? Desde luego que la situación es un poco más
complicada cuando una de las partes (él o ella) nunca, ni escuchó decir palabras de afecto ni sintió el afecto de sus padres. En
este escenario, las canciones románticas no ayudan, los videos son sabor a
felicidad eterna tampoco ayudan ni mucho menos fracesitas que inundan el internet; todo será discurso, forma, cuando lo que se requiere es "trabajo duro"..."una fe sin obras, es una fe muerta", y parafraseando diremos: "un amor sin obras, es amor muerto".
Más que un nombre, un acto.
Finalmente, si
intentamos y aceptamos de mutuo consenso en darle un nombre (etiquetar dirán los que gustan poner nombre a todo) a aquel maravillo
sentimiento: "AFECTO", "CARIÑO" o simplemente AMOR, la
maravilla está en HACER, LOGRAR cosas por el
otro, cosas que trascienden los años y que nos inspiran sentimientos de
GRATITUD cuando miramos con la tranquilidad que nos dan los años.
Gracias
Abuelita Felícita, ahora leeré a Platón, un filósofo el griego, buscando contrastar su discurso versus tus
obras.
Con sentimiento profundo
José Antonio.
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(1): Dar es dar - https://www.youtube.com/watch?v=LRTDvXSq2TU
(2): Love is in the air - https://www.youtube.com/watch?v=dDkwAenYxfY
José Antonio.
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(1): Dar es dar - https://www.youtube.com/watch?v=LRTDvXSq2TU
(2): Love is in the air - https://www.youtube.com/watch?v=dDkwAenYxfY